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La piel de las manos es una de las más sensibles (junto a los labios) y puede sufrir las consecuencias del frío. Si a esto le añadimos el lavado frecuente o el uso del hidrogel, el resultado, en muchos casos, es una piel muy seca que puede agrietarse.
La piel de las manos tiene algunas características particulares: en el dorso es muy fina y frágil, tiene pocas glándulas sebáceas, y al tener menor grasa, tiende a resecarse con más facilidad, lo que provoca también un envejecimiento prematuro. En las palmas, la piel es más gruesa, pero tampoco hay glándulas sebáceas, lo que favorece también la deshidratación. Sí tiene glándulas sudoríparas por lo que algunas personas pueden sufrir hiperhidrosis.
Las manos siempre están expuestas, al frío, al sol, al aire seco de los interiores, al agua, al jabón, al hidrogel, a productos químicos… Todos estos factores pueden deteriorar su piel.
- Tocar jabones agresivos y sustancias irritantes (que puede haber en detergentes y productos químicos) aumenta la sequedad y provoca irritaciones, grietas dolorosas, callosidades… Por eso conviene usar siempre guantes.
- Lavarlas constantemente también las deshidratada, pero como ahora es más necesario que nunca, hay que elegir jabones suaves e hidrogeles que respeten la barrera cutánea.
- El frío y el viento aceleran la deshidratación, igual que el calor y los ambientes resecos que provoca la calefacción.
- Hay que hidratarlas a diario, todas las veces que sean necesarias. Lo ideal sería siempre después de lavarlas, pero al menos debemos hidratar dos veces, por la mañana y por la noche, antes de acostarnos, para que la crema actúe durante toda la noche. Por ejemplo con la crema Nuxuriance Ultra de Nuxe.
- Evitar los jabones agresivos y elegir productos con un pH similar al de nuestra piel (5,5), los llamados syndet (jabón sin jabón). De igual forma, si utilizar un hidrogel, te aconsejamos elegir un producto que no sea irritante, como los que puedes encontrar en Arbosana Farmacia.
- Llevar guantes siempre que se manipulen detergentes, y también en invierno.
- Protegerlas del sol, que puede provocar manchas, aumentar su deshidratación y acelerar su envejecimiento.
- Evitar las fuentes de calor directas: agua muy caliente, secadores de aire caliente…
- Cuidados especiales: si nuestras manos tienden a secarse en invierno, conviene que una vez a la semana les dediquemos más atenciones, exfoliando con un producto suave, aplicando una mascarilla específica de manos, e hidratando con una capa gruesa de crema.
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