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Las arrugas son uno de los principales signos del envejecimiento cutáneo. En general suelen aparecer en torno a los 30. Empiezan como finas líneas de expresión que se van profundizando.
Con el paso de los años, disminuye la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico. Estos tres componentes son los encargados de darle a la piel elasticidad, firmeza e hidratación. Al disminuir, la piel tiende a estar más frágil, más deshidratada… y aparecen las líneas de expresión y las arrugas.
Pero hay otros factores que pueden acelerar este proceso: el más importante es la exposición solar. Los rayos UV, además de pigmentar la piel, aceleran la pérdida de colágeno y fibras de elastina, provocando arrugas prematuras. Otros factores que pueden provocar arrugas son el tabaco, gestos y expresiones faciales repetidas en el tiempo (como entrecerrar los ojos), la falta de descanso o una alimentación pobre y rica en grasas saturadas y azúcares.
A la hora de buscar una crema que ayude a prevenir y tratar las arrugas, no importa tanto la edad, como el estado de la piel. Cuidarse a diario, protegerse del sol, llevar un estilo de vida saludable, retrasa el envejecimiento, de forma que una piel con 40 puede estar más joven que una piel de 30 años. La mejor crema antiarrugas es la que se adapta al tipo de piel (mixta, grasa, seca) y sus necesidades sin importar la edad. Todas deberían tener un activo: retinol, el ingrediente que ha demostrado mayor eficacia contra las arrugas. Además, el mejor antiarrugas es la protección solar, que va a evitar el envejecimiento prematuro, no lo olvides.
A los 30 la crema antiarrugas debería ser de textura más ligera, mejor oil free y no comedogénica e incluir activos que hidraten como ácido hialurónico y antioxidantes para proteger del estrés oxidativo.
La rutina antiedad a esta edad debería incluir: por la noche activos transformadores como el retinol, que ayuda a prevenir y tratar líneas de expresión y arrugas; por el día, un sérum antioxidante, que evitará el estrés oxidativo que provocan factores como los rayos UV, el estrés o la contaminación, una crema hidratante específica según el tipo de piel (mixta, grasa, seca) para mantener la función barrera de la piel y protección solar. Por supuesto, siempre el primer paso será la higiene facial.
A los 40, hay que valorar cómo está la piel, si presenta manchas, por ejemplo, hay que usar activos despigmentantes, si las arrugas son más profundas, retinol a una concentración más elevada.
A partir de los 40, la rutina antiedad es similar (limpieza, antioxidantes, protección solar, por el día). Por la noche, limpieza, activo transformador (retinol, alfa hidroxiácido). Una vez a la semana, una exfoliación o limpieza más profunda con mascarilla. Los suplementos alimenticios antiedad ayudarán, junto a la dieta saludable y las cremas, a proteger la piel del envejecimiento.
A los 50, por la menopausia, la piel se deshidrata mucho lo que implica más arrugas y flacidez. Es el momento de las cremas antiarrugas más untuosas, que lleven ácido retinoico, ácido hialurónico, colágeno, antioxidantes como la vitamina C o el ácido ferúlico.
A partir de los 50, con la menopausia, lo normal es que la piel de la mujer se muestre mucho más seca y aparezca la flacidez, además de las manchas. La rutina diaria es la de siempre, pero hay que insistir mucho en la hidratación de la piel, la sequedad, además de molesta, puede acelerar el envejecimiento cutáneo. También conviene incluir cremas con activos tensores para luchar contra la falta de firmeza. No hay que olvidar el cuello y el escote que en esta etapa pueden presentar un envejecimiento muy visible.
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