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La piel mixta y grasa se caracteriza por una excesiva producción de sebo, lo que provoca que los poros se obstruyan. Esto puede tener diversas consecuencias: piel apagada y sin luminosidad, puntos negros, acné, poros dilatados y exceso de grasa. Uno de los pasos más importantes para cuidar las pieles mixtas y grasas es la limpieza.
La limpieza de la piel es siempre el primer paso en cualquier rutina de cuidados. Pero en la piel mixta y grasa cobra aún mayor relevancia. Por una parte, la limpieza nos va a ayudar a evitar que el exceso de sebo bloquee los poros, provocando imperfecciones como los poros dilatados y los puntos negros. Por otra parte, la limpieza debe ser adaptada a este tipo de pieles, y hay que evitar utilizar productos agresivos, algo habitual, ya que se piensa que estos pueden eliminar la grasa (un error que puede provocar el efecto rebote).
Por la mañana y por la noche la piel se ensucia tanto por factores externos como la contaminación, el polvo, el maquillaje o los propios productos de cuidado de la piel, como por factores internos, como el sudor, la piel muerta, el sebo… Hay que limpiar la piel dos veces al día, usando un limpiador apropiado para este tipo de piel. Lavar solo con agua no es suficiente.
Hay que elegir productos que no dañen, ni irriten la piel, porque debemos mantener intacta la barrera hidrolipídica y equilibrado el pH. Una barrera cutánea débil o un pH desequilibrado es el caldo de cultivo ideal para bacterias como el P acnes responsable del acné. Hay que evitar los productos que lleven alcohol o jabones que sean muy secantes y puedan destruir la microflora de la piel. Fíjate en las etiquetas de los productos y elige solo los que se hayan formulados para pieles mixtas y grasas.
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