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Las mascarillas tienen una alta concentración de activos que ayudan a proporcionar un cuidado extra a la piel de manera inmediata y fácil. Aunque son un producto cosmético con infinidad de bondades, lo cierto es que para aprovecharnos bien de ellas tenemos que procurar escoger la que más se adapta a nuestro rostro. Las hay para todo tipo de pieles (grasas, mixtas, secas, sensibles) y objetivos: iluminar, limpiar en profundidad, tensar la piel o calmar.
Seguro que habrás visto muchas veces en Internet diversas ideas para hacer mascarillas caseras en casa con ingredientes que tenemos en la cocina, ya sea pepino, huevo o aguacate. Suelen prometer resultados estupendos con la ventaja de que, además, son naturales. Lo cierto es que no deberías usarlas y te vamos a contar por qué.
Lo que en un principio se presenta como un tratamiento casero puede acarrearnos algún problema para la piel. Hay que tener mucho cuidado porque ciertos ingredientes, habituales en ellas, pueden provocar irritaciones y otros daños. Por ejemplo, el limón puede modificar el pH de nuestra piel, lo que alteraría su función barrera. Las pieles sensibles, con rosácea o brotes de acné, podrían sufrir irritaciones indeseadas si aplicamos productos caseros que no tienen ningún tipo de control. Además, al tratarse de productos que hemos sacado de la nevera, es bastante probable que lleven consigo alguna que otra bacteria que más tarde estaríamos aplicando en nuestra piel.
Son bastante famosas las mascarillas caseras con azúcar. Sin embargo, son un rotundo no, pues utilizar azúcar y sales que no han sido perfectamente esferificados puede causar micro dermo abrasiones o pequeñas heriditas en la piel.
Puede que contemos con los ingredientes necesarios y que estos sean beneficiosos para nuestra piel a priori. Sin embargo, si estos ingredientes no están correctamente formulados en un laboratorio no nos van a servir de mucho en nuestra mascarilla casera. De hecho, la piel ni siquiera los va a asimilar correctamente. Sucede, por ejemplo, en el caso de los minerales. Una formulación que sí sea efectiva pasa por encapsular los activos para que vayan vehiculizados correctamente y puedan dirigirse a las células.
Seguro que conoces las bondades de la vitamina C presente en el limón y la naranja. Sus beneficios despigmentantes son muy conocidos, como también lo es su capacidad para irritar la piel o causar manchas. Para evitar este problema, en los laboratorios cosméticos se suele trabajar con la vitamina C estabilizada. Si nos aplicamos directamente el zumo de limón en la piel podemos no solo irritar la piel, sino causar la aparición de las temidas manchas en la piel.
White Happy Mask de Kocostar, mascarilla tissue para iluminar la piel.
Mascarilla ultrahidratante GH de Gema Herrerías, ideal para hidratar la piel y calmarla en invierno.
Mascarilla Antiox botanik de Herbera, con activos antioxidantes para limpiar en profundidad, favorecer la microcirculación sanguínea y atenuar las líneas de expresión y arrugas.
Sheet Mask Chill Out de Kneipp, para calmar y suavizar la piel.
Trío de mascarillas de Nuxe: iluminadora, purificante y détox, para una piel radiante.
Mascarilla Notas en Clave de M - Mímate de Marta Masi, con elastina y colágeno para disminuir las arrugas y redensificar la piel.
Aqua Mascarilla Hidratante de Rilastil, para devolverle a la piel la hidratación.
Intensive Hyaluronic Mask de Institut Esthederm, máscarilla con ácido hialurónico para una piel más joven, luminosa y suave.
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