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El retinol es uno de los activos de moda gracias a sus excelentes resultados para combatir el envejecimiento de la piel, y mejorar líneas de expresión y arrugas, manchas, marcas, etc. Los ácidos, alfa y beta hidroxiácidos, también empiezan a ser bastante conocidos entre el público en general, sobre todo algunos como el glicólico. Sin embargo, todos son activos que deberíamos usar bajo la supervisión de un profesional, por ejemplo, un farmacéutico. Seguramente te preguntarás por qué. La razón es sencilla, son excelentes ingredientes, siempre que se utilicen de forma responsable porque en algunas pieles pueden provocar irritaciones y a la larga ser contraproducentes.
Del retinol os hemos hablado en diversas ocasiones. Es un activo con grandes cualidades, pero no se puede usar alegremente, porque tiene algunas contraindicaciones.
- En primer lugar, es importante introducirlo en la rutina de forma progresiva, es lo que llamamos la retinización de la piel. Se trata de un proceso mediante el cual la piel se vuelve resistente a la irritación que pueden provocar. Esto puede durar varias semanas. Por eso aconsejamos empezar a usarlo 2-3 veces a la semana, para ver cómo reacciona nuestra piel y luego pasar a días alternos.
- En segundo lugar, hay que usar siempre por el día protección solar alta, incluso aunque esté nublado, para evitar quemaduras. De hecho, en verano, si se va a estar muy expuesto, conviene disminuir la concentración o la frecuencia de uso.
- En tercer lugar, normalmente aconsejamos usarlo en la rutina de noche, sobre la piel limpia y seca, y no en gran cantidad. Es cierto que hay algunos productos que también se pueden utilizar por el día, pero esto es algo que debe valorar el profesional, así como indicar en el cosmético.
- En cuarto lugar, el retinol no se puede utilizar a la vez que otros activos como los alfa y beta hidroxiácidos. Y debe combinarse con una buena rutina de hidratación, ya que la piel pueden sufrir deshidratación y cierta tirantez.
- Además, no se recomienda utilizar durante el embarazo o la lactancia.
Hablar de los ácidos, en general, es difícil, porque existen un montón y cada uno tiene unas propiedades diferentes. Entre los alfahidroxiácidos más conocidos destaca el ácido glicólico y el betahidroxiácido más popular es el ácido salicílico. En general los ácidos tienen propiedades exfoliantes y por eso también hay que tomar ciertas precauciones.
- En primer lugar, no todos los ácidos son iguales ni sirven para lo mismo. Así que solo un profesional podrá ayudarte a elegir el mejor según tu tipo de piel y sus necesidades.
- En segundo lugar, todos los productos no están formulados en la misma concentración. A mayor concentración, mayor eficacia, pero también mayor posibilidad de irritar la piel. Solo un experto puede valorar qué concentración te va bien para ti para iniciar el tratamiento.
- En tercer lugar, al actuar como exfoliantes, los ácidos pueden provocar irritaciones en la piel, por eso conviene que se usan bajo la supervisión de un profesional para valorar si es necesario usarlo en días alternos, suspender el tratamiento o combinarlo con otros activos, que refuercen la función barrera de la piel, para evitar su deshidratación, algo frecuente con el uso de ácidos.
- En cuarto lugar, conviene usar siempre protección solar alta, incluso en invierno y aunque esté nublado, porque la piel está más expuesta a los rayos UV que podrían quemarla y provocar pigmentaciones.
- En quinto lugar, no se pueden usar ácidos junto a otros activos como el retinol.
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